martes, 30 de marzo de 2010

Moscú "siembra" nubes para hacer llover

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Aviones en el cielo sobre Moscú

Rusia emplea el método de "siembra" de nubes de modo rutinario.



Pararse junto a una escotilla abierta en un avión militar ruso volando a gran altura es complicado.

Más aún cuando su tarea es "sembrar" nubes, inyectarlas con químicos para provocar la lluvia.

Esas nubes sembradas nunca llegan a Moscú, en donde millones difrutan de un día feriado soleado. O en donde los invitados a una fiesta de matrimonio pueden estar bailando bajo un cielo azul.

Algunos piensan que controlar el clima suena un poco como ciencia ficción.

Pero el piloto militar Alexander Akimenkov no piensa así.

Siembra

Akimenkov ha sembrado nubes sobre Moscú en importantes días festivos estatales por muchos años.

Dice que los rusos utilizan dos métodos distintos para tratar de espantar la lluvia.

"O usan una máquina especial que escupe yoduro de plata, hielo seco o cemento a las nubes, o se abre una escotilla y una persona con una pala siembra las nubes manualmente", explica.

"Apenas los químicos tocan la nube, aparece un agujero. Se hace cada vez más grande, y entonces, o llueve ahí mismo, o si las nubes no son muy densas, se dispersan sin precipitación".

El gobierno ruso ha utilizado métodos de prevención de lluvia desde épocas soviéticas, sembrando nubes para los festivos principales tres veces al año: en el Día de la Victoria, el Día de la Ciudad, y más recientemente, en el Día de Rusia.

Boda con sol

Existen también empresas privadas que cobran US$6.000 por hora y dicen que pueden garantizar sol en el día de su matrimonio, o en cualquier otra fiesta privada.

Muchos ecologistas están de acuerdo en que esas técnicas, también usadas en otros países para propósitos de irrigación, no presentan una gran amenaza para el ambiente o para la salud de la gente, ya que el periodo de influencia activa sobre las nubes es muy corto.

Pero cuando el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov sugirió que la técnica podría desplazar la nieve de invierno afuera de la capital, y así ahorrar más de US$10 millones en costos asociados a recoger la nieve, muchos pensaron que las autoridades de la ciudad estaban yendo demasiado lejos.

¿Por qué necesitamos nieve en Moscú?. La nieve en el suelo ayuda a las raíces de los árboles a sobrevivir durante heladas severas. Si no hay nieve, bastante vegetación, incluyendo árboles y arbustos, morirá

Alexei Yablokov, ambientalista

Aunque la idea podría parecer atractiva a los conductores moscovitas, cansados de los problemas de tráfico en días de nieve, la misma ha generado preocupación entre los ambientalistas locales.

"Millones de toneladas de nieve desplazadas lejos de Moscú crearán caos en las zonas donde caigan, e incluso podrían llevar al colapso de puentes y techos", dijo Alexei Yablokov, uno de los principales ambientalistas rusos, quien se desempeñó como asesor para temas ecológicos del ex presidente Boris Yeltsin.

Además, la falta de nieve en Moscú podría causar muchos problemas en la capital misma, asegura.

"¿Por qué necesitamos nieve en Moscú?. La nieve en el suelo ayuda a las raíces de los árboles a sobrevivir durante heladas severas. Si no hay nieve, bastante vegetación, incluyendo árboles y arbustos, morirá", agrega Yablokov.

"La nieve también limpia la atmósfera muy efectivamente. Si no hay nada para limpiar la atmósfera de Moscú, mucha gente morirá. Habrá decenas o incluso cientos de miles de muertes adicionales", explica el experto.

Preocupaciones "sin fundamento"

Alexey Yablokov (foto Y. Kotlyarenko-Shukman

Yablokobv advierte sobre consecuencias ambientales de las medidas.

Pero Valery Stasenko, de Roshydromet, el Servicio Federal de Hidrometeorología y Monitoreo Ambiental, considera que esas preocupaciones no tienen fundamento.

"Es estúpido decir que no habrá nada de nieve en Moscú. Si hay unos cinco centímetros de precipitación, está todo bien. Pero hay un límite en donde todo el transporte simplemente se detiene", señala Stasenko, agregando que el objetivo de la siembra de nubes en invierno no sería eliminar la nieve, sino controlar su nivel, evitando que supere ese límite máximo.

Los aviones serían enviados ocasionalmente, afirma, para prevenir las nevadas mayores que ocurren en promedio tres o cuatro veces al mes. Eso costaría mucho menos que utilizar los vehículos para remover la nieve que son empleados la mayoría de los días de invierno.

"Además, la idea no le llegó de la nada al alcalde de Moscú. Está basada en hechos. A comienzos de la década de 1980, durante el periodo soviético, había un servicio especial que limitaba la caída de nieve sobre Moscú. Dejó de funcionar durante la época de la Perestroika, las reformas del entonces presidente Gorbachev, cuando el dinero empezó a escasear", apunta Stasenko.

"Había entre ocho y diez aviones que tenían que encontrar las nubes con la mayor precipitación para rociarlas con químicos cristalizadores".

"No todo el vapor de agua en la atmósfera se vuelve precipitación, y para que caiga la nieve, el vapor de agua debe concentrarse en cristales de hielo primero. Así que estábamos haciendo que la nieve cayera antes de que llegase a Moscú, y ese trabajo reducía la cantidad de nieve en la capital en 20, 30 o a veces 40%", concluye.

Amenaza ecológica

Aunque este invierno ya pasó y la nieve en Moscú pronto desaparecerá naturalmente, los científicos en el Observatorio Aerológico Central de Roshydromet llevan meses trabajando para intentar descubrir nuevas técnicas mejoradas para sembrar las nubes de invierno.

Ellos se negaron a explicar la esencia de su trabajo. Y esa discreción genera importantes preocupaciones ambientales, advierte la especialista en clima del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Academia Rusa de las Ciencias, Nina Zaitseva.

Yo no creo que habrá buenos resultados. Las sustancias secas no están en capacidad de tener cualquier reacción discernible con las partículas de hielo. Pero si deciden sembrar las nubes de invierno con líquidos, deberían pensar en primer lugar en las consecuencias ecológicas

Nina Zaitseva, Academia Rusa de las Ciencias

Ella cree que, incluso con la siembra de nubes, mucho depende de la suerte y coincidencia.

Zaitseva es escéptica frente a las actuales investigaciones y la capacidad presente o pasada del estado para sembrar efectivamente las nubes de invierno.

"Yo no creo que habrá buenos resultados. Las sustancias secas no están en capacidad de tener cualquier reacción discernible con las partículas de hielo. Pero si deciden sembrar las nubes de invierno con líquidos, deberían pensar en primer lugar en las consecuencias ecológicas", apunta.

Sin importar cual sea la decisión final de las autoridades de Moscú frente a la siembra de nubes de nieve, Rusia es una de las pocas naciones en donde el control de clima abarca más esfuerzos que usar cañones contra el granizo y batallar contra las sequías.

Así que si visita Moscú y no se le antoja la lluvia, le conviene ir durante uno de los tres días festivos libres de precipitación.

Y si quiere que no llueva el día de su matrimonio, tal vez sea posible hacer que ocurra así.

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