
Según informan varias agencias de noticias (Asociated Press, Reuters entre otras) miles de civiles cristianos se refugiaron en el aeropuerto custodiado por soldados franceses desde la pasada semana. Fuera de las alambradas del aeropuerto, los cuerpos yacían en descomposición a lo largo de las carreteras de una capital demasiado peligrosa como para recoger los cadáveres.
Solo la semana anterior, se contabilizaban unas 280 víctimas mortales, según la radio nacional. “Nos están matando como a pollos”, dijo Appolinaire Donoboy, un cristiano cuya familia permanece en la clandestinidad.
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