Teherán - Irán confía en que las revueltas democráticas en los países árabes provoquen cambios a su favor en Cercano Oriente y sobre todo que debiliten a su archienemigo, Israel. Egipto es el país más relevante para Teherán y su presidente, Mahmud Ahmadineyad, que esperan que su política antiisraelí pueda extenderse desde El Cairo a otros países árabes.
"Necesitamos paciencia con Egipto, y la tendremos", aseguró el ministro de Exteriores, Ali Akbar Salehi. El nuevo embajador iraní para El Cairo sólo espera ya la confirmación oficial para partir hacia su nuevo destino. La reanudación de las relaciones con Egipto supondrían un paso más en el objetivo de Teherán de debilitar a Israel y la predominancia de Estados Unidos en Cercano Oriente.
"Si todos los países permanecemos unidos, ese cáncer (Israel) desaparecerá pronto de nuestra región", dijo Ahmadineyad.
Por eso, para Irán todas las protestas de los países árabes son legítimas, excepto las de Siria. En este último caso, se trata de "una conspiración de Estados Unidos y los sionistas". Lo cierto es que sin Damasco, Ahmadineyad estaría de momento sólo en su política antiisraelí. Siria es uno de sus aliados en el apoyo de las milicias de Hizbollah en el sur de Líbano.
"Es extraño que a los ojos de Irán todos los países del mundo árabe estén en lo cierto y deban ser protegidos, menos Siria", apuntó un periodista iraní.
Pero Teherán niega categóricamente que prestara cualquier tipo de ayuda al gobierno sirio para reprimir a los manifestantes y el encargado de negocios británico en Irán fue incluso llamado a consultas en Teherán después de que el primer ministro de su país expresara ese tipo de suposiciones.
También Bahréin juega un papel fundamental para Irán. Un éxito allí de los chiítas podrían elevar el prestigio de Teherán en el Golfo Pérsico. Por eso, casi a diario en las calles iraníes hay manifestaciones en apoyo a la mayoría chiíta de Bahréin contra la minoría sunita que ocupa el gobierno.
Respecto a la situación interna de Irán, a Ahmadineyad se le acusa incluso de querer apartar del poder al clero. Algunos de los más influyentes religiosos creen incluso que el presidente podrían haber sido "embrujado" por sus asesores y que necesitaría un "exorcismo".
Ahmadineyad puede reírse de estas suposiciones pero tampoco quiere que la tensión con el clero aumente, por eso prefiere callar "por el bien de la seguridad nacional".
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