viernes, 21 de agosto de 2009

Con la biometría, la llave eres tú

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Olvidar sobre la mesa del comedor el pasaporte a pocas horas de viajar fuera del país en pocos años no será un tropiezo para perder el vuelo. Aunque le parezca imposible inmigración podría permitirle abordar el avión, si un dispositivo de identificación biométrica, tecnología que se basa en el análisis de características irrepetibles en cada ser humano, verifica la composición de su huella digital, facciones del rostro, el timbre de la voz o el iris ocular y determina que usted es quien dice ser. Es decir, aquel colombiano que sale en menos de 5 minutos en el vuelo de las 9:25 de la mañana rumbo al Aeropuerto Internacional Heathrow, en Londres.

La biometría hasta hace muy poco tildada de ficción científica es hoy una realidad: una técnica de individualización que advierte que de ahora en adelante nuestros cuerpos serán las únicas contraseñas que necesitamos. De alguna forma ese principio está acaparando la atención de importantes organismos gubernamentales y de empresas del sector privado de Estados Unidos y de otros países del mundo.

Desde hace tres años, el coloso de norte comenzó a exigir que a partir de esa fecha los pasaportes, menos los de los 27 países vinculados al US Visa Waiver Program y eximidos de visa, tengan un chip con los detalles del portador del documento además de un identificador biométrico como la fotografía digital del dueño. Esta medida, afirman las autoridades, busca evitar el fraude en la obtención de pasaportes.

En este campo también está disponible la tecnología para que las revisiones sean automáticas. Un pasajero miraría hacia una cámara en un punto de control fronterizo. A partir de este procedimiento un computador elaborará un mapa de puntos clave de su rostro, que luego serán comparados con aquellos puntos claves o rasgos únicos, almacenados en el chip que contiene su pasaporte. Este proceso confirmará la identidad de la persona.

En la pasada Conferencia de Biometría realizada en Londres, la compañía A4 Vision, pionera en el desarrollo de tecnología bidimensional, presentó un sistema que identifica en segundos 40.000 puntos en el rostro sobre la base de rasgos geométricos faciales, la inclinación de la nariz, entre otros, con el fin de crear una imagen en tres dimensiones, que posteriormente es almacenada junto con los datos personales del individuo y los permisos de acceso.

Este avance abre una escotilla bastante amplia, pues permitiría que el reconocimiento facial también pueda ser utilizado para observar a distancia a individuos. En multitudes, clubes o reuniones públicas.

Uno de los sistemas de este género que ya vio la luz fue el FaceCheck, desarrollado por la empresa CrossMatch Technologies. El sistema de reconocimiento facial está siendo utilizado en casinos europeos para identificar clientes indeseados e incluso a adictos al juego que la tentación de apostar se les hace incontrolable.

Ante el auge de este tipo de tecnologías, la biométrica empieza a ser vista como una herramienta muy útil para operaciones policivas y también en aspectos de la vida cotidiana. Algunas casas y vehículos poseen ya puertas de acceso biométrico. Esto para hacer la vida más fácil y económica a todos aquellos que han perdido sus llaves o las han dejado dentro del vehículo. Con estos sistemas ni cerrajeros ni duplicados harán falta.

Su presencia también es muy familiar a la entrada de edificios y oficinas. Llegará el momento –dicen expertos japoneses– que se obviaría la necesidad de carnés, tarjetas de identidad o llaves de los empleados y el riesgo de que éstas se extravíen o sean utilizadas incorrectamente.

Miles de empresas en Japón, Estados Unidos y el Reino Unido utilizan sistemas lectores de barras que identifiquen los nombres y códigos de sus empleados, pero acompañados de un sistema de biometría, que constata, a partir de medidas del rostro, que quien aparece en la foto del carné es realmente el empleado que ingresa y no un impostor. Los equipos están adecuados también para detectar a los empleados por las huellas digitales.

También ante las falsificaciones de tarjetas de crédito, los robos por manipulación informática de las cuentas bancarias y otro tipo de artimañas, las empresas japonesas utilizan cada vez más los sistemas de identificación biométricos con gran entusiasmo.

Las fuerzas estadounidenses desplegadas en Irak, Afganistán, Pakistán, Bosnia, Cuba y otras zonas en conflicto tampoco se han querido quedar rezagadas en su implementación y están empleando modernos equipos portátiles de reconocimiento de iris como mecanismos para fichar e identificar sospechosos.

El ejército de ese país, además, adelanta un proyecto de banco de datos biométrico con el objeto de simplificar tareas que van desde el pago de salarios hasta la seguridad en bases militares. Y es las huellas digitales hasta el momento han demostrado de manera clara su valor en investigaciones policiales. En el siglo pasado, la policía de todo el mundo comenzó a compilar tarjetas con marcas de los 10 dedos.

Pero en Estados Unidos, a medida que los archivos de huellas digitales se ampliaron, se hicieron cada vez menos útiles, pues la búsqueda de huellas se efectuaba de manera manual. Los sistemas de huellas digitales computarizadas han cambiado las reglas del juego. Los computadores logran comparar huellas digitales en cuestión de segundos. Así se ha logrado resolver crímenes previamente considerados insolubles.

Otras aplicaciones

La biometría también ha saltado hasta las instituciones financieras que se están involucrando de manera directa en esta moda. Muchas de ellas están experimentando con escáner del iris como alternativa a las tarjetas de cajeros automáticos.

Los expertos esperan que el uso comercial de la biometría se multiplique en grandes proporciones. De acuerdo con sus cálculos, los ingresos por este concepto serán de unos 600 millones de dólares anuales en Estados Unidos. En un informe realizado en el 2001 por el Massachussets Institute of Technology (MIT) se aseguró que está entre las diez tecnologías emergentes que cambiarán el mundo.

Pese a que en Colombia hay varias empresas que trabajan en sistemas de seguridad basados en la biometría, como Ecorporation Global, Electra y Robotec, y entidades financieras como Bancafé, Banco de Bogotá y Conavi ya tienen cajeros automáticos trabajando con el sistema de huella digital, todavía su implementación es demasiado modesta. No sobra, sin embargo, ir pensando qué parte del cuerpo quiere que lo identifique.

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